Tetras 500 V4: Pongo a prueba la nueva mochila fotográfica de Tragopan en las montañas de Kirguistán
¿Me acompañas a probar lo último de Tragopan a las impresionantes montañas de Asia Central?. Vamos a darle caña a la mochila fotográfica Tragopan Tetras 500 V4, una compañera de viaje que promete resistencia y funcionalidad a partes iguales.
Nos esperan trekkings y jornadas a caballo a través de cumbres escarpadas y valles helados, ¿sabrá adaptarse esta mochila a las exigencias del terreno? Sobre el papel, la Tetras 500 V4 ha sido diseñada para resistirlo todo, vamos a ver de qué pasta está hecha.
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Primeras impresiones de la mochila Tetras 500 V4
Al sacar la mochila de la caja ya se nota que lo que tenemos entre manos no es cualquier cosa. Es grande, es robusta, y tiene un color bien bonito.
Mi principal preocupación era que no cumpliese con las medidas para volar con el equipo en cabina, pero se ajusta como un guante a las exigencias de las aerolineas, y además lo hace de una manera muy cómoda, sin necesidad de aplastar la mochila o andar haciendo malabares para subirla al cofre superior del avión gracias a la cantidad de correas y asas de las que disponemos para agarrarla firmemente.
La estructura principal de la mochila es cuadrada, llena de ángulos rectos que aprovechan cada centímetro, y es bastante rígida en comparación con otras opciones que he probado en los últimos años.
Hay que tener en cuenta que no se trata de una mochila con un inserto interior que podamos retirar, sino de una mochila fabricada exclusivamente para portar nuestro equipo de manera segura y cómoda, lo que no quita que cuente con bolsillos externos con una capacidad asombrosa.
Todo esto, sin descuidar los acabados y detalles. Las cremalleras son robustas y fáciles de manipular incluso con manoplas cuando estamos a varios grados bajo cero. Del mismo modo, los bolsillos interiores que aprovechan toda la superficie de la mochila, están compartimentados y son transparentes para que podamos localizar rápidamente lo que andamos buscando de un vistazo.
La mochila incluye en un bolsillo lateral una funda para la lluvia que es indispensable en un producto de estas características. Una vez plegado y guardado, queda totalmente integrada en el lateral y prácticamente ni se nota que está ahí.
¡Pero no quiero adelantarme! Estas solamente fueron mis primeras impresiones, a continuación me detendré en cada uno de los detalles con más calma, ¡llega la hora de preparar el equipaje!
La hora del Tetris, o como encajar todo el equipo en la mochila
Por lo visto, y según mi compañera Naia, soy todo un maestro en el arte de encajar cada objetivo, cuerpo de cámara, tarjetero y fundas diversas dentro de la mochila. Comienzo a sospechar que es solamente una táctica para que me encargue de apañar también su mochila.
Antes de comenzar a colocar piezas en el puzzle, llega el momento de decidir qué se queda en casa, y qué viene con nosotros. En esta ocasión, teniendo en cuenta que no se trata de un viaje estríctamente fotográfico, sino de observación, y que debemos portar equipo para los participantes (dos telescopios terrestres de tamaño reducido, prismáticos, varios cuerpos de cámara, teleobjetivos y multiplicadores…), debemos cuidar cada milímetro para asegurar que tenemos espacio para todos los cacharros.
Finalmente, la lista de equipo que decidimos llevar con nosotros rumbo a Asia Central, a grandes rasgos, es la siguiente:
- 3 cuerpos de cámara OM-1 Mark II + 2 grips
- 1 cuerpo de cámara OM-1
- 1 cuerpo de cámara OM-5
- M.Zuiko ED 150-600mm f5-6.3 IS
- M.Zuiko 300mm f4 Pro
- M.Zuiko 40-150 f2.8 Pro
- M. Zuiko ED 100-400mm f5-6.3 IS
- M.Zuiko 12-45mm f4 Pro
- Multiplicadores MC14 y MC20
- 2 telescopios terrestres Bresser Pirsch
- 2 trípodes Benro slim de carbono
- 2 prismáticos Olympus 8×42 Pro
- GoPro Hero 9
- Tarjeteros.
- 2 Discos duros portátiles
- Baterias externas
Seguro que me dejo algo importante, pero la lista sirve para que os hagáis una idea de por donde van los tiros. Todo el equipo lo repartimos entre la mochila de Naia y mi pedazo de Tetra, porque ya os he dicho que es un pedazo de mochila, ¿verdad?
Solamente dejamos fuera los dos trípodes, que viajarán facturados en las mochilas grandes con la ropa y el resto de equipación.
Los separadores internos vienen preconfigurados de una manera standard, pero personalmente siempre me gusta retirarlos todos, y configurar los espacios desde cero totalmente a mi gusto, de manera que puedo aprovechar al máximo la capacidad de la mochila adaptándo los huecos exáctamente al volumen de cada una de las piezas de mi equipo.
La mochila cuenta con dos separadores grandes que se colocan en sentido vertical para dividir el interior en 3 ‘columnas’, y otros 2 separadores medianos y 8 pequeños que puedes colocar a tu gusto a medida que los vas necesitando.
En mi caso, comienzo colocando las piezas más voluminosas, en este caso el teleobjetivo 150-600mm en el centro para no desequilibrar el peso. A continuación el telescopio, los cuerpos de cámara, y el resto de objetivos y demás aparatos de manera que el peso quede repartido y reducir en la medida de lo posible las molestias una vez cargado a la espalda.
Bolsillos, y muchos detalles
Además de los elementos que más espacio ocupan dentro de la mochila, podéis imaginaros la cantidad de ‘gadgets’, cables, tapas, baterías, etc. que nos acompañan en el viaje.
En mi anterior mochila, que solamente contaba con un par de bolsillos, estos terminaban siendo una especie de cajón de sastre, donde al introducir la mano lo mismo podías sacar una batería, que un paquete de pañuelos o una brida.
En esta ocasión, la Tetras 500 V4 cuenta con 5 bolsillos internos que como ya adelantaba anteriormente, gracias a que son translúcidos permiten localizar de un vistazo lo que estamos buscando. Pero no son los únicos bolsillos que encontramos en la mochila, en la parte exterior contamos con otras 5 cremalleras.
Dos de ellas son bolsillos medianos muy útiles para guardar una pequeña libreta, bolígrafo, llaves, cartera, etc. Sobre estos dos, encontramos otros más pequeños que nos hacen servicio para cualquier objeto de pequeño tamaño que queramos llevar a mano.
Finalmente, el rey de los bolsillos, aunque podemos referirnos a él como un compartimento más de la mochila.
En un primer momento pensé que era un bolsillo alargado vertical, pero al abrir la cremallera nos encontramos un espacio que ocupa toda la superficie de la mochila, y nos permite guardar desde una tablet o un portatil pequeño, hasta una muda de ropa, o lo que se nos pase por la cabeza.
¿Pensabas que eso era todo? Nada más lejos de la realidad. La mochila cuenta con una cremallera que, al ser abierta amplía considerablemente la capacidad de este gran bolsillo sin comprometer las medidas de equipaje de cabina estipuladas.
¿Es suficiente para alojar todo mi equipaje para irme 11 días a Kirguistán? Probablemente no, en esta ocasión necesito otra mochila de montaña para ropa, calzado y demás, pero no me cabe ninguna duda de que será más que suficiente para escapadas de fin de semana.
La prueba de fuego: trekking y caballos en las montañas Tian Shan
Que sí, mucho bolsillo, mucho espacio, pero aqui lo que importa es la prueba de campo. Y menuda prueba de campo.
11 días recorriendo Kirguistán, mochila arriba y abajo, con el objetivo de explorar un remoto valle en las montañas Tian Shan, realizando trekkings y jornadas a caballo en busca de la fauna más emblemática del lugar, y con un poco de suerte, logrando intuir al fantasma, el esquivo leopardo de las nieves.
En los trayectos en una vieja furgoneta, con el equipaje de 10 personas repartido entre la baca, el maletero y los asientos, y con algunas oportunidades fotográficas por el camino, como un grupo de tarros canelos en un humedal cercano a la carretera o una pareja de piquituertos de paso en unas ramas altas, el acceso al equipo es rápido y cómodo. Comenzamos bien.
En las jornadas siguientes, partimos en un trekking sobre los 3.400 metros de altitud para colocar una cámara trampa en una cresta que el leopardo de las nieves suele utilizar como atalaya. En esta ocasión decido cargar con casi todo el equipo, a excepción de discos duros y otros cacharros que se quedan en nuestro campamento base.
Esto significa cargar trípode y telescopio, y un par de cuerpos de cámara con sus respectivos teleobjetivos. Mentiría si dijese que no sufrí el ascenso, pero poder observar desde la cresta un grupo de íbices siberianos en la lejanía, o el vuelo de varios quebrantahuesos pegados a las inmensas paredes de roca, además de los impresionantes paisajes, bien merece la pena.
La conclusión de esta jornada es positiva con matices (que tienen que ver más con mi planificación que con la calidad de la mochila). Algo menos de peso hubiese sido ideal para alguien que no está habituado a trekkings en estas altitudes, pero teniendo en cuenta que no se trata de una mochila de alpinismo, cumple con nota en una actividad de este tipo.
En otra de nuestras incursiones en las montañas, realizamos una salida tranquila a caballo para habituar al grupo a las monturas, y decido llevar la mochila con un peso muchísimo más limitado por respeto al animal. En esta ocasión tan solo una cámara con el 40-150 f2.8 Pro montado, el trípode ligero sujeto en el exterior con las correas centrales, una chaqueta extra por si aprieta el frio en zonas más elevadas, y un termo cargado de té caliente.
El correaje de la mochila se ajusta perfectamente sujetándola al cuerpo, evitando vaivenes con el movimiento del caballo, y haciendo el paseo cómodo y sin ningún tipo de molestia.
Durante gran parte de la salida, la cámara va montada sobre un soporte Peak Design en la correa izquierda de la mochila, que compenso colocando el termo en el lado opuesto para equilibrar pesos. En un primer momento dudé de poder utilizar este dispositivo en la mochila por el grosor de las asas de esta, pero tienen el tamaño justo para poder fijarlo con seguridad. ¡Un punto más para la Tetras!
Conclusión: Esta mochila se queda conmigo 🙂
Poco más puedo añadir, más que la Tetras 500 V4 de Tragopan se convierte en mi nueva mochila principal. Me encanta como se adapta a las medidas para volar con ella, y resulta muy cómoda para moverse con ella en medios de transporte.
La cantidad de bolsillos y diferentes compartimentos permiten mantener el orden en todo momento, cosa que se agradece cuando vas cargado con mil cacharros.
Si tengo que ponerle un pero, es que la apertura trasera no la convierte en la mejor opción para un uso urbano por una cuestión de seguridad frente a los amigos de lo ajeno, pero teniendo en cuenta que su destino no es ni mucho menos ese, no me preocupa en absoluto.
Cuando haces las cosas con amor se nota, y los amigos de Tragopan le han puesto mucho cariño a su nueva versión de la Tetras.